“La historia de un legado”, fue el lema de la victoriosa celebración. Los testimonios, cantos y especiales adornaron las instalaciones de la iglesia central creando una atmósfera de alegría y gozo entre los cientos de asistentes.

"28 de julio era calificada como la Iglesia del Poder porque aquí sucedían milagros inexplicables; era la misma presencia de Dios visitando cada rincón de la iglesia. Cuando todos pensaban: "¿Qué de bueno puede salir de la Victoria?", el mensaje de Salvación llegó a nuestras vidas para hoy, ser testigos de Su poder. Desde este lugar salieron pastores para todo el Perú y el mundo”, testifica el Rev. Bernardo Neira.

Tiempos de ayuno, noches en vigilias, trabajos de voluntariado llenos de amor por los más necesitados, viajes incansables por los pueblos más recónditos del Perú, fue el legado que deja una obra que inicio en el corazón de un misionero. 36 años después, la labor evangelística de este ministerio no cesa.

Que el Eterno Dios siga llevando adelante Su obra, una obra que sigue transformando vidas y que, con la ayuda de Dios, impulsará a una nueva generación.  ¡36 años en victoria!