• 02 de Julio, 2019

"Sumergido en la oscuridad de los emo, Cristo entró en mi vida para darle color"

La juventud está siendo seducida por la moda y los estereotipos del mundo. Sumado a esto, se encuentra la falta de identidad que refleja la ausencia de valores. Desde luego, esto es preocupante, porque yo fui parte de la influencia social. Pertenecí a la cultura emo.

Soy de Trujillo, y procedo de un hogar humilde. Desde que tuve uso de razón, observé a toda mi familia sumergida en el alcohol, pensaba que el consumir cerveza era algo normal. A mis 4 años, mi madre muere. Ella no contaba con una profesión, se dedicaba a lavar la ropa de otros, y esto ocasionó un grave daño a sus pulmones. Así terminaron sus últimos años.


Hasta ese entonces, mi familia no quiso darme razones sobre ella. Cuando fui creciendo, me enteré que ella había muerto. Esto ocasionó un grave trauma, no sabía a dónde ir. Mi padre no me entendía (él era alcohólico), así inicio mi desorden emocional. Inicié escapando de casa para huir de mis problemas. 

Frecuentaba las calles, experimentando la soledad y los numerosos casos desoladores de la vida. Fue en esta atmósfera en la que conocí al grupo de los emo (jóvenes tristes, conocidos por su atuendo siempre oscuro). Fui torturado por las modas que me ofrecían. Por otro lado, mi familia empezó a desintegrarse; no tenía dónde refugiarme contra los ataques que recibía como joven.

 Me preguntaba: ¿qué es un emo? Más claro, cuando un chico se dice emo, ¿realmente sabe a qué se refiere? ¿tiene idea del significado de esa palabra? Me involucré con ellos. Compartía sus ideas, pero no sus acciones. Era muy doloroso, me sentía bien cuando me reunía con ellos, pero conforme pasaba el tiempo, me sentía solo. 

Recuerdo un día, estando con mi amigo, un joven con el que compartía experiencias en tiempos anteriores, se acercó. Él nos dijo que Cristo nos amaba y que podía ayudarnos. Nos extendió una invitación, y así empecé a asistir a la iglesia por compromiso. Un 14 de febrero se realizó un culto muy bonito. Ya Dios estaba tratando con mi vida.


Llegó un día en el que me invitaron a un retiro (evento donde se ayuna en oración). Esos días, hablaron del amor hacía los padres y la familia. Reconocía que me hacía falta lo que el expositor decía. Al culminar la ponencia, realizaron una oración por liberación, en aquel momento empecé a orar de corazón. Y sin imaginarlo, ese sería el día de mi transformación. 


Estaba rendido en el suelo, llorando. Una tranquilidad, amor y paz me inundaban. Dios me había libertado por completo. De eso se trata, pueda que Dios no te cambie de un día para otro, pero persiste, Él lo hará. Sé sincero y verás la mano de Dios obrando en tu hogar, vida y familia. Dios es muy poderoso, créelo. Él me ha bendecido con un trabajo y con eso puedo apoyar a mi familia, mi hogar.

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