En la calidez de la Amazonía peruana, la ciudad de Pucallpa fue escenario de un encuentro que trascendió lo cotidiano. Bajo el lema “Generaciones con Promesa”, los días del 4 al 7 de septiembre se convirtieron en un tiempo donde la juventud levantó su voz, rodeada de un ambiente de fe y expectativa que parecía impregnarlo todo.
El auditorio se llenó de rostros jóvenes y corazones dispuestos, pero también del respaldo de la Junta de Oficiales Nacionales e Internacionales, junto a pastores de distintas ciudades y naciones que se unieron en un mismo sentir. Sus palabras y oraciones fueron guía y testimonio de que la obra de Dios sigue firme, avanzando de generación en generación, con un mensaje que no pierde su vigencia.
Cuando las alabanzas se elevaron en coro y los mensajes encendieron convicciones, quedó claro que esta convención no solo fue un evento, sino un recordatorio vivo: hay una promesa que sostiene a cada joven. Y esa promesa —la de un Dios fiel y presente— seguirá marcando el rumbo de quienes respondan al llamado de su Señor.