Pasé de tener una hermosa esposa e hijos, a ser un hombre infiel. A causa de mi decisión, me encontré rodeado de gritos, maltratos, discusiones y un temperamento insoportable.
Pese a tener una doble vida, la fe en Jesús que mi esposa profesaba y su perdón hacia mi persona, me hacía sentir cada vez más miserable. Yo no entendía porque a pesar de tantas cosas ella seguía siendo fiel. Todo cambió el 12 de septiembre del año 2020, a las 2 pm de la tarde cuando mi esposa pierde la vida de un infarto al corazón. Comencé a tener ataques de pánico, depresión y esquizofrenia.
Me llevaron a todos los centros de salud posibles, pero nada pudieron hacer. Yo era el problema y Dios era la solución. Quise quitarme la vida y, en uno de mis tantos intentos, escuché la voz de Dios diciéndome: “Ya Manuel, ya Manuel”, mientras una mano me tocaba la cabeza. Desde entonces mi vida cambió. Soy sano por la Gracia de Jesús.