Jesús es la máxima revelación de un Dios invisible. En tres años y medio de su ministerio, la presencia de este hombre causó cambios radicales en la humanidad, acreditando su camino por sus magnas obras y palabra acompañada de autoridad.

Ver su ministerio es ver milagros, sanidades y liberación; era el mismo poder de Dios. Esta narrativa, conociendo el contexto del libro de Mateo capítulo 14, nos habla sobre la multitud que esperaba ser alimentada. Jesús vio tal necesidad y la atendió, manifestando la compasión espiritual que sentía.

Jesús se ocupó de las multitudes, pero sus discípulos se preocuparon por las personas diciendo: Maestro, despide a la multitud. Estas preocupaciones les quitaron la mirada de la fuente de vida y el propósito de ella. A veces estamos tan preocupados que quitamos la mirada del cielo, pero sobre este sentimiento, aun hay hombres y mujeres que le creen a Dios y caminan con fe.

Hay alimento espiritual para todo el que invoca el nombre de Dios, hay fortaleza y provisión para aquellos que en medio del desierto desean conocer al Creador del cielo y la tierra. Así como aquel jovencito vino con los panes y peces para alimentar a solo unas cinco personas, hoy le quiero decir a la generación que viene: "¡Dios te está buscando!".

Se levantará una generación que a lo mejor tenga poco, pero la gloria de Dios posará en ellos. Si hay algo que me impacta del ministerio, es observar las evidencias y cuidado que tiene la mano de Dios. Hay alimento para esta generación y las que vienen. ¡Hermano, entrégale al Señor lo poco que en Jesús, lo poco puede transformarse en mucho!

El Rev. Rubén Concepción; Oficial Internacional, fue el portador del mensaje celestial citando el libro de Mateo capítulo 14, bajo el tema: "Nadie tiene que irse, hay alimento para todos". Las maravillas del cielo siguen impactando a multitudes, recibiendo los mayores tesoros del cielo en la Convención Nacional Descentralizada.