Las calles limeñas vibrarán con cánticos, banderas y corazones dispuestos a proclamar que Cristo sigue siendo la esperanza de esta generación. No será solo un recorrido, será una proclamación pública de fe que une a los jóvenes del Movimiento Misionero Mundial en un mismo sentir.

Cada paso en la caravana marcará la antesala de lo que se vivirá en la convención: un mover de Dios que promete transformar vidas y encender pasiones por el evangelio. Lima ya está lista, y la generación con promesa camina firme hacia su cita con la historia.