Perdí a mi padre a temprana edad. Su ausencia paternal marcó un antes y un después en mi interior ya que al no tener un guía o modelo a seguir, armé mi propio rumbo. Mis malas decisiones me llevaron al dolor y la angustia, y casi siempre trataba de justificarme por ellas.
Y así, cual hijo pródigo, caminé errante por este mundo, probando de todo y pensando que solo así encontraría paz, más no la encontré. Sin embargo, ahí en el charco de la desesperación, vi una mano amiga y un vasto amor que transformó mi vida a través de la Palabra de Dios que me transformó y cambió mi manera de pensar y vivir.
La biblia, ese poder indescriptible de fe, hizo su efecto al confrontarme con mi pecado y presentarme la alternativa de ser feliz. Y sí, acepté a Jesús. No dudé de ese amor ni dejé de lado su presencia. Desde entonces soy una nueva persona con un propósito y una meta.
Desde este 9 al 12 de noviembre, iniciamos nuestra Convención Nacional de Damas y Caballeros con sede en Arequipa. El evento será transmitido a través de distintas plataformas digitales del MMM, así como Bethel Televisión.