Y nació un deseo noble en mi corazón y se lo comenté a mis profesores y compañeros del colegio; compartir la dicha de tener el amor y la fe de Cristo en nuestros corazones a niños con discapacidad, así mismo entregarle a cada uno de ellos un obsequio que les arranque una sonrisa y los haga sentir muy importantes, porque ellos lo son.
Hace poco había oído una canción, la cual llamó mucho mi atención, pues parte de su letra decía que encontraríamos a Dios donde menos lo pensamos, que no lo hallaríamos donde hay riquezas, grandezas o donde simplemente no hace falta nada.
Pues, Él realmente se encuentra en donde existe gran necesidad, entre la gente que sonríe a diario así tenga muy poco para vivir, entre los corazones sinceros de los niños, en los abrazos que se dan con el corazón, en el agradecimiento constante.
Y nació un deseo noble en mi corazón y se lo comenté a mis profesores y compañeros del colegio; compartir la dicha de tener el amor y la fe de Cristo en nuestros corazones a niños con discapacidad, así mismo entregarle a cada uno de ellos un obsequio que les arranque una sonrisa y los haga sentir muy importantes, porque ellos lo son. Y fue así, todos en armonía y unidad pasamos momentos llenos de felicidad y mucha diversión.
Aquí te comparto unas fotitos que nos tomamos ese día, y deseo que tú también hagas lo mismo, las personas con discapacidad y síndrome de down, no son diferentes a nosotros, ello también son bendiciones de Dios y necesitan conocer del dulce amor de Cristo, sus corazones nobles y sinceros te lo agradecerán. ¡No dejes de evangelizar!