Esto lo afirma la Palabra de Dios: “toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía” (Juan 15.2). Si en este momento estás atravesando por situaciones adversas que te hacen sentir como si estuvieras en la soledad de un desierto sin encontrar un oasis para calmar la sed de tu alma, haz un alto, quita la mirada de tu realidad y busca el rostro de Dios. 

Él es el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación. No dejes que tus interrogantes, ni tus dudas, ni la gente, ni las circunstancias que te rodean, te roben la paz y mucho menos el entusiasmo de seguir sirviendo a un Dios maravilloso, ¡a un Cristo resucitado! Tampoco busques encontrar el “porqué” de tus preguntas, tus problemas o circunstancias, sino más bien el “para qué” de las cosas que te están sucediendo porque todo en Dios, tiene un propósito.

Involúcrate con Dios en el proceso de poda. Abre tu corazón y permítele derribar los muros que te han impedido experimentar el diluvio de su vida abundante y las obras que ha planeado para ti. Mira su amor y responde a él sacrificando tu manera de pensar y vivir. Hoy Dios tiene planes para transformarte si sigues la guía del Espíritu Santo a través del proceso de poda.

El pasado lunes 20 de noviembre, una gran delegación de jóvenes, conformada por hijos de pastores en Lima, vivieron momentos gratos con la exposición de la Palabra de Dios a través de la hna. Herley Soto de Zambrano, quien enfatizó la necesidad de pasar por el desierto y aceptar los procesos de Dios, basado en el libro de San Juan capítulo 15 . Sin duda, fue un momento especial y muy bendecido para una generación que se levanta para seguir en el camino de la fe.