Había malgastado mi tiempo, mis fuerzas y mi vida, en los vicios a los que me entrometí equivocadamente, mientras buscaba mi propia felicidad
Hoy quiero contarte de los vacíos que provocaron en mí la ausencia del amor de Jesús, y es que yo lo tenía todo, pero nada, ni nadie, me llenaba el alma, me hacía sentir amado, protegido o simplemente feliz.
Terminé la universidad, al tiempo, me enamoré, me casé, tuve 3 hijos, contaba con un trabajo estable, nada faltaba en casa, hasta el día en que, empecé a jugar el tragamonedas y me convertí en un adicto. A consecuencia de esto empecé a beber alcohol descontroladamente.
Mi esposa y mis hijos no aguantaron más; al pasar días sin llegar a casa, decidieron sacarme de ella, yo estaba cegado, nada me importaba. Transcurrió el tiempo, yo seguía en la calle, deambulaba todo sucio, con una botella de trago corto en la mano, me sentía insignificante, pensaba en mi familia, en todo lo que perdí, y lloraba, sufría tanto.
Hasta que cierto día, en medio de mi angustia y agonía, recordé lo que me dijo, una profesora de la escuela dominical; donde mi primo me llevó, cuando éramos niños, ella decía que Dios puede ayudarnos en todo momento, que nos amaba mucho y éramos importantes para Él, que solo su poder puede cambiar la condición en que nos encontrábamos.
Y fue así, sumergido en el alcoholismo y con muchas heridas en el alma, recordé el amor de Cristo, me arrepentí de corazón y le pedí ayuda, que cambiara mi vida, que me salve y se lleve mi dolor. Dios obró en mí e hizo un milagro extraordinario, hoy estoy libre de todos mis vicios y el corazón me rebosa de amor y esperanza.
La Iglesia del Movimiento Misionero Mundial en el Vraem, realizó la III Confraternidad de Caballeros en el Centro Poblado de “Lobo”, Tahuantinsuyo Cusco, bajo el lema :"PONTE EN LA BRECHA Y VENCE LOS DESAFÍOS" el pasado sábado 22 de Diciembre.