Puede que esté en una celda pagando mis faltas, pero me siento libre, para mí la vida es otra, con Cristo en el corazón, sé que los delitos y pecados que cometí me han sido perdonados.
No pensaba que había una oportunidad para mí, yo que había hecho tanto daño a mucha gente con mis erradas acciones, pensé que mis días terminarían encerrado en prisión, sin esperanza y con una profunda soledad.
Cierto día, cuando pensaba mucho en mi familia, en todo lo que les hice, sentí abundante culpa y daba todo por perdido. Desde mi celda escuchaba a un hombre decir, que Cristo puede perdonar, restaurar y cambiar toda la vida.
Hubo algo que me llevó hasta donde Él estaba, y de repente llegué hasta una reunión cristiana, escuché todo el mensaje de la Palabra de Dios, era Él hablándome a mi vida, diciéndome que me amaba, que estaba dispuesto a perdonarme y darle libertad a mi alma.
Aún antes que acabe la prédica, caí sobre mis rodillas, ya no podía más, y le dije a Dios que me cambié, que me liberté, pues yo no quería volver a ser el mismo.
Dios me oyó, me libertó, arrancó todo lo malo que había en mí, sanó mi corazón y suavemente vendó mis heridas, las que traía en el alma, pues también me sentía despreciado por la sociedad. Todo, absolutamente todo cambió, su presencia me inundó, fue Él quien me hizo de nuevo.
La iglesia del M.M.M en Ica realizó una campaña evangelística dentro del Centro Penitenciario de Chincha con el lema “Rompiendo cadenas”, nos acompañó el Rev. Percy Coloma.