En un mundo lleno de distracciones y voces que nos alejan de Dios, es vital que los jóvenes regresen a la verdadera presencia del Espíritu Santo.
No hay sustituto para la comunión íntima con Dios, y es en Su presencia donde encontramos guía, fuerza y dirección para nuestras vidas. Es hora de dejar atrás lo que nos distrae y buscar con pasión esa conexión profunda con el Espíritu Santo, quien nos capacita para vivir una vida de impacto y servicio.