El principal invitado de honor en una de las fiestas más significativas para el Movimiento Misionero Mundial en el Perú, se ha hecho una realidad. Ver que su presencia se ha dejado sentir en cada hombre y mujer que asistió al Estadio Ollantaytambo en el populoso distrito de Ate, Vitarte, no se puede comparar: miles de almas fueron salvas, hogares restaurados y enfermos recibiendo sanidad.

Fueron tres días de gran bendición para las familias peruanas. Padres y madres, cabezas del hogar se reunieron para honrar al Dios de lo imposible como una acción de gratitud, y recibiendo a cambio, una porción de fortaleza en tiempos donde la familia enfrenta alarmantes crisis matrimoniales.

Como instrumentos y portavoces de Dios, estuvieron: Rev. Gerardo Martínez, Supervisor Nacional en Chile; hna. Maritza de Martínez y hna. Carmen Rodríguez desde Colombia.

En estos tres días de bendición, el Espíritu Santo hizo un llamado especial a la valentía, la santidad, el honor de ser íntegros en el hogar, soportando las dificultades. “Aspiremos a lo eterno y lo incorruptible, aspiremos a la Eternidad con cada decisión”.